Al momento de tener que substituir una bomba, el sentido común nos dice que debe ser misma marca y modelo o equivalente, pero no debemos apresurarnos antes hay que analizar detalles que pueden definir cambios. Aquí unos consejos con el foco puesto en aplicaciones industriales y de utilidad en otros usos.
Nada es inalterable
Principalmente tener en mente esta premisa, nada es inalterable, todo sufre cambios a veces suceden muy lentamente lo que no los hace tan evidentes, otras, de manera más abrupta y clara.
Lo determinante es detenerse a analizar cuánto afectan esos cambios, antes de tomar la decisión de la compra del equipo de reemplazo.
Para un mejor razonamiento debemos entender que en movilizar un fluido hay tres partes en juego: bomba, sistema y requerimientos.
Bomba. Es la encargada de movilizar el fluido. Al momento de proyectar se dimensiona la bomba para que cumpla determinadas condiciones hidráulicas, constructivas y de uso, los requerimientos.
Sistema. Son todos los componentes que además de la bomba nos permiten el traslado del fluido: cañerías, válvulas controles, automatismos, tanques, tableros, etc. Básicamente todo lo que está en contacto con el fluido y/o que permite y ayuda a realizar el trabajo adecuadamente.
Requerimientos. Es el grupo de datos que la bomba debe cumplir en cantidades y modos. Los más evidentes: caudal, presión, ANPA, temperatura, PH, etc. Muchos otros importantes, como los materiales constructivos de la bomba (y el sistema) sean compatibles con el fluido y su temperatura de trabajo, que los sólidos en suspensión circulen, etc. Además de muchas otras características en cuanto al ámbito dónde va a trabajar y cómo se la va a utilizar (ej. portátil o fija). Se suman además otros como exigencias en cuanto a cumplir determinada normativa.
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